A lo largo de la historia por razones culturales, económicas, religiosas y otras, se ha venido practicando el matrimonio consanguíneo.Por ejemplo, los faraones egipcios se tenían que casar obligatoriamente con su hermana incluso hoy dia se mantiene la practica de estos matrimonios en algunas culturas sobre todo entre los primos.
Los problemas de salud derivado de la consanguinidad, han sido demostrados a partir de la ciencia con el desarrollo de la genética medica .
A mayor grado de parentesco, mayor riesgo en la pareja.
Los parientes de primer grado como los padres, hijos y hermanos carnales tienen la mitad de sus genes en comun.Y a mayor grado de parentesco en la pareja, mayor probabilidad de que alguno de los genes defectuosos que portamos sea transmitido por ambos padres a los hijos.
Trastornos especificos que se pueden desencadenar en la descendencia por uniones de parejas que presenten consanguinidad.
Niños con malformaciones congénitas, muertes infantiles, enfermedades hereditarias graves como retraso mental y otras discapacidades.Debido a trastornos con herencia autosómica recesiva,es decir, cuando la persona afectada a recibido dos copias de un mismo gen defectuoso, una de cada progenitor.
Claros ejemplos conocidos .
Basta observar los retratos de los cinco reyes de la dinastía Habsburgo en España para constatar la decadencia de la familia en tan sólo 200 años. La política matrimonial de las casas reinantes en Europa y concretamente la de los Austria españoles tuvo la culpa de ello. La necesidad de contraer matrimonio con alguien de sangre real y la ambición de aumentar el poder mediante alianzas políticas llevó a decenas de uniones con miembros de la propia familia y con ello a un aumento del coeficiente de consanguinidad que pasó del 2,9% que tenía Felipe I de Habsburgo al 25,4% de Carlos II. Ya Felipe III tenía un 21% que bajó al 11,5% de Felipe IV.
Al alto índice de consanguinidad, hay que añadir la incidencia de la sífilis en la familia, enfermedad que no sólo se transmite por vía sexual, sino que es también hereditaria y de la que sabemos que contrajo Felipe II, que contagió a Isabel de Valois y a su hijo Carlos y Felipe IV que transmitió a su esposa Mariana de Austria y, a través de ella, a su hijo Carlos II. Últimos estudios hablan también de un posible contagio, por parte de Fernando el Católico a su esposa Isabel.
El caso de Felipe II y el Príncipe Don Carlos
El Príncipe Don Carlos (1545 - 1568), hijo de Felipe II (1527 – 1598) y de su primera esposa María Manuela de Portugal que eran primos por partida doble, nació con tremendas deformidades físicas y psicológicas. Tenía un hombro más alto que otro, el pecho hundido, la pierna izquierda más corta que la derecha y una joroba. Su inestabilidad mental le llevaba a actos de crueldad extrema y en ocasiones a autolesionarse. Aún así fue nombrado Príncipe de Asturias. Un accidente empeoró su estado y debieron practicarle una trepanación. La animadversión que sentía hacia su padre, le llevó a la traición y a la prisión donde murió en extrañas circunstancias. Aunque la historiografía tradicional culpó al monarca de su muerte y Schiller, en su obra Don Carlos, infante de España, sitúa la causa de su encarcelamiento en su pasión por su madrastra Isabel de Valois, la historiografía moderna exculpa a Felipe II.
Don carlos
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